¡PURO TEATRO! Algo parecido a nada que usted haya visto antes o, al menos, en muchos años. Una ingeniosa puesta en escena sin más lujos que el gran histrionismo y el movimiento de sus protagonistas. Una escenografía imaginaria que el espectador irá construyendo en su mente al ritmo de cada... ¿monólogo?
Los actores son el telón. Las escenas, sin siquiera mover el telón verdadero, se van entretejiendo una detrás de la posterior o antes de la anterior, contando la tragicomedia de una familia sin tiempo que ha caído en olla económica y afectiva (un tema siempre contemporáneo) presentándola detrás de unos vestuarios alguna vez modernos y en colores traídos de otros siglos.
El inicio de la obra, la primera escena antes de la primera escena programada, es literalmente DE LOCURA!.
Cada personaje se comporta y toma vida en los intrincadamente irónicos textos de Hamlet Bodem, narrados impersonalmente por los propios personajes. El Padre, la Madre, la gata... digo... la Abuela, el Vecino y Julio, anticonviven con su impotencia social frente a nosotros de una forma HILARANTEMENTE CRUEL, y, tras el único momento alegre... ¡el golpe!
¡Altamente recomendada!
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